domingo, 11 de noviembre de 2012

EL ASCO (Reflexión sobre la percepción del asco)


  Un niño. Plato de acelgas. El pequeño arruga la nariz, el labio superior se eleva y saca la lengua.  Está experimentando asco.  Nos suele pasar lo mismo cuando olemos una Torta del Casar  (buenísima por  otra parte)  e incluso  podemos llegar a la náusea  ante alimentos en mal estado. Todos sentimos asco ante ciertos platos  como si fuese el reverso del apetito.
¡Puag!
 No obstante el asco no es una emoción  innata, sino que se desarrolla con la socialización y la influencia de la cultura. Diferentes estudios demuestran que los recién nacidos no  manifiestan asco ante alimentos que sí lo producen en los adultos, de hecho todos conocemos  casos del bebés que comen tierra, bichitos  y otras guarredidas ante la estupefacción (que antecede al asco) de los adultos colindantes. Lo que sí parece innata es la expresión facial de asco.
La emoción del asco tiene una función evolutiva ya que servía a nuestros ancestros homínidos para rechazar según que sustancias tóxicas o incomestibles. Por este mismo motivo olisqueamos el tetra brick de leche  antes de probarla (lo extraño es que suele tener un olor bastante desagradable aunque la leche no esté en mal estado....)

Caracoles. O los adoras o los detestas...
 Todos expresamos el asco de la misma manera, pero no  a todos nos dan asco las mismas cosas. Algunos alimentos repugnantes en unas culturas en otras son excelentes viandas de día festivo. En este sentido nuestra cultura-identidad nos enseña lo que debe causarnos asco y lo que no; está claro que la Torta del Casar no es tóxica, pero nuestra herencia genética no entiende de delicatessen extremeñas y, ante su intenso olor dispara la función del sistema límbico cerebral que regula  el asco. Quien pertenezca a una cultura diferente a la mediterránea  se lo pensará dos o tres veces antes de lanzarse a probar este queso. Y es que la cultura en la que crecemos condiciona nuestros gustos y ascos; cabe decir que este aprendizaje contiene también elementos morales; relacionamos lo asqueroso con lo malo (¿hablamos de lombrices o cucarachas?, en un blog gastronómico mejor que no...) No obstante hay alimentos que nos sacan de esta lógica:
  •  Queso de Cabrales (Arenas de Cabrales, Asturias, a15€/kg aprox. ) se caracteriza  por su cubierta de hongos penicillinum.
  •  Café Kopi Luwak (Indonesia, a  72,50 € /150g) proveniente de heces de gineta.
  •  Artrópodos en general; mientras que consideramos un manjar la clase crustácea nos parece repugnante (no solo su ingesta, sino su simple visión) los artrópodos arácnidos.
Quizás no en todos, pero en algunos casos vencer el asco aprendido nos puede abrir la puerta a sabores, texturas y olores que son  gastronómicamente inigualables. 


Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Asco
http://www.inspirulina.com/asco.html
http://enbuscadeantares.com/2010/07/29/conoce-tus-emociones-repugnancia-y-desprecio-enemigas-de-las-relaciones-personales-o-laborales/

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