Queridos gastrópicos, el garbanzo, y en general las legumbres se nos aparecen a menudo como platos de cuchara, bien calentitos y en enero. No obstante los nutricionistas insisten en los beneficios que tiene un consumo moderado de este tipo de alimento.
En el arco mediterráneo es común consumir garbanzos, lentejas o alubias en versión de fresca ensalada, no sé si en tierras de interior será asi, aunque me da la impresión de que no a tenor del revuelo (para bien y para mal) que ha tenido esta receta en la meseta. Hay quien piensa que comer legumbres en frio es como invocar a Belcebú. Si sois de éstos útimos, queridos lectores, relajaos, "be water" y disfrutad de esta delicia del verano que se se nos va.
Para invitar a cuatro amiguetes vamos a necesitar:
- 300 gr de garbanzos cocidos
- 1 huevo duro
- 1 tomate de huerta grande
- 1 pimiento verde de freír
- 1 cebolla previamente macerada en agua, sal y vinagre
- aceitunas negras sin hueso
- sésamo (ajonjóli)
- sal, pimienta negra, orégano, vinagre y aceite de oliva
La preparación de esta plato, como la de la mayoria de las ensaladas, no puede ser más simple;
a) Se aclaran bien los garbanzos (si son de bote) y se hierven durante unos 15 minutos. Reservamos
b) Se trocean el huevo, el tomate pelado, el pimiento y la cebolla en trozos pequeños o del tamaño que más os guste.
c) Mezclamos el troceado con los garbanzos y aliñamos con el resto de ingredientes. Reservamos en frío si no lo vamos a consumir en el momento.
En fin, garbancitos, el resultado es un plato que por sí solo os soluciona la comida. Además resulta ideal para comer de túper en el trabajo y ser la envidia de la oficina.
Buen provecho!